XXIII Escuela de Verano “Hacia una cultura del encuentro”

La XXIII Escuela de Verano inicia el próximo lunes 7 de enero a las 19:00 horas en el Instituto Inmaculada Concepción de Valdivia. Desde las 17:00 horas se estará esperando a las personas para inscribirse en nuestra actividad.

Este año se ha optado por cambiar el formato tradicional de la Escuela de Verano, apostando por una estructura novedosa, que entregue conocimientos y herramienta a los agentes pastorales para afrontar los desafíos del eje que acentuaremos este 2019 de nuestras Orientaciones Pastorales Diocesanas: Evangelización de la Cultura.

Esta nueva modalidad consiste en trabajar durante tres días desde las 19:00 a las 21:30 horas en tres bloques. Un primer bloque será expositivo. El segundo bloque será de trabajo grupal y busca aterrizar lo teórico a las experiencias concretas de la vida pastoral. Finalmente, un último bloque que consiste en un plenario. El profesor Antonio Bentué, doctor en teología y destacado docente en la Universidad Católica de Chile, será quien nos acompañará en este recorrido de tres días.

Cada día estaremos recibiendo a los asistentes con una selección musical que comenzará a la 18:30 horas. Para esto contaremos con la colaboración de músicos valdivianos, tanto de intra como extra iglesia, así como jóvenes de la Fundación CIFAN. Invitamos a todos y a todas quienes deseen participar a sumarse a esta oportunidad única, motivando a otros a asistir, y así hacer de esta escuela un espacio de formación y de encuentro de nuestra comunidad.

El programa de trabajo: HACIA UNA CULTURA DEL ENCUENTRO

El Papa Francisco en su Exhortación Apostólica “la alegría del Evangelio” propone la cultura del encuentro como un camino de mayor humanidad y fraternidad entre las personas y los pueblos; originando procesos de mayor diálogo, inclusión, respeto a la diversidad, justicia, y bien común en general.

Frente a la cultura del encuentro ha existido una cultura del desencuentro basado en la búsqueda de poder, la negación del otro, la imposición de una lógica y racionalidad; la competencia frenética del desarrollo de la ciencia y la técnica a la base de una sociedad del bienestar que no ha logrado la superación de la pobreza y la violencia en el mundo.
Lo anterior ha llevado un vacío existencial, a una pérdida de sentido que se ve reflejada en la caída de los grandes relatos de la modernidad, los sistemas políticos y sus utopías, el cristianismo.

Frente a ello, la iglesia con su tarea de evangelizar desde la Buena Noticia y el amor de Dios a los más pobres puede aportar a dar un sentido renovado para buscar construir un mundo que abrace lo diverso desde la identidad de cada cual, apertura a las necesidades del otro, a sus formas de vida y expresión, a solucionar los conflictos desde el diálogo, a acompañar a las nuevas generaciones y sus sueños de mayor justicia y bienestar para todos.

Lo anterior supone una teología nueva que se funde en un Dios que opta por lo pequeño, lo periférico y que da origen a una iglesia convertida, lejos del poder y servidora de los pobres y la humanidad.

Agregar un comentario

Su dirección de correo no se hará público.